Huelga de todos mis dolores.. y otros "me acuerdos"

Hay tantas cosas que me nacen cuando pienso en este tema. y desde la propiedad, que da el pasar por  mi aula mater, la USAC, y la información que conozco, desde la posición del estudiante, acerca de la política universitaria que se realizaba (que supongo no será distinta ahora), realizó algunas anotaciones al respecto. 

Con todo lo que se promulga que el evento de la Huelga de Todos Los Dolores, es  parte del patrimonio cultural de la nación y un espacio relacionado a la memoria crítica del País, puedo cuestionar la incoherencia discursiva, que en buena medida parte de la justificación  que este evento, debe considerarse como el hecho más progresista que el estudiantado puede realizar en materia de cuestionamiento social e incidencia política desde lo público. 

Cuando conocí a algunos de los (auto)denominados mis representantes estudiantiles, al tiempo que pasar por las aulas de la Escuela de Ciencia Política, recuerdo que eran pocas las propuestas  interesantes que conocí, por parte de estos grupos props, y en las que participé.

Por supuesto, al entrar a mi Escuela, me involucré con la Asociación de Estudiantes y fuera del ritualismo absurdo que utilizaban y lo efímero de su presencia en las aulas, pasada la Semana Santa, perdí cualquier interés por pertenecer a este tipo de colectivos, ya que su intención no respondía a otra cosa que el ego personal, el conecte de los nuevos y nuevas a través de invitaciones claves a encuentros y chupes, ni la irresponsabilidad de representarnos mal ante los Consejos respectivos y de utilizarlo como plataforma personal, para conseguir absurdos, como un buen chance o un incluso romances intelectuales

En cambio, me acuerdo (diría el señor Payeras) con aprecio y cariño de las otras propuestas culturales, como las que realizaban desde la Facultad de Humanidades el Colectivo "El Muro", con recitales de poesía y música.  

Le sumo nuestras incursiones en las chamuscas interacadémicas (ufff!!), donde nunca ganamos (como Escuela) ante la furia y el poder futbolístico de los compañeros y compañeras de Humanidades (lección aprendida: no solo de las letras y el conocimiento se nutre al cuerpo), pero en las que, estoy seguro, nos conocimos e intentamos crear un espacio compartido de felicidad.  Me acuerdo del Programa de Voluntariado de la USAC y los estudiantes de la Facultad de Veterinaria, los viajes al Canal de Chiquimulilla en Sipakate y mi primera vez que escuché sobre las tortugas marinas y cuando toque una, me acuerdo que me bañe desnudo en esa playa mientras todo mundo tomaba registros y curaba a estos seres.  Me acuerdo de mi primer Congreso de Sociología en Antigua Guatemala, de lo interesante que fue hablar con otras personas interesadas en lo humano, en la escapada luego a la playa para una fiesta de lafosacomún "el caracol".

Pero bueno, ya que me puse íntimo y sentimaental, agradezco a la vida conocer a mis mejores amigos y contemporáneos, a quienes le he seguido la pista (en mayor o menor medida); con quienes compartimos (aún incluso) algunas burbújas fabricadas con ideales.  Nuestro primero proyecto, el Periódico EnRemojo y las tres ediciones que pudimos realizar.  También conocimos un poco eso que le dicen relaciones humanas y el poder (jejeje).

Me acuerdo de las iniciativas de los compañeros de la Pokemón con foros y conversatorios dirigidos a los demás estudiantes, buscando hablar de lo político y social, de sus intentos de contactar personajes interesantes del mundo intelectual.  Me acuerdo de los subcomandantes, de lo eras sus luchas, muchas que no comparto por su vacio bervorreico y su exclusión radical a los que no conocimos la violencia del conflicto armado ni participamos en alguna de las míticas organizaciones de izquierda y que únicamente realizabamos el análisis que nos correspondía, desde las aulas.  También a mi pesar, me acuerdo de mi claustro de catedráticos, algunos muy queridos, otros que solo robaban aire.

Recuerdo también que fue ahí, donde perdí toda esperanza y fe, donde aprendí a ordenar mis ideas y conocer un sentido crítico de vida (puedo agradecer mucho esta situación, por su puesto).  Recuerdo que conocí, en esa época, el significado de la frase del amigo Luis Carlos Pineda, "nunca feliz, siempre contento", que la hice propia, que no he parado de cuestionar y de intentar una que otra idea loca.
 
En fin... ahora me acuerdo, en parte, de porque estoy dónde estoy.


Ojos que solo ven..

Comentarios

Entradas populares