En la mañana...

Llegó cuando el sol apenas salía, demasiado borracho, junto a otro chico, guapo y delgado.  Al cabo de una hora, el otro se fue a trabajar. Dijo que era productor en un programa de televisión, de esos que todos miran pero en el que nadie quisiera ser sorprendido.

Volví a la cama, no paré de verlo y al cabo de un rato le pregunte: "¿quién te regaló esos ojos?"  Respondió, con poco aliento: "mi papá".   Le besé un ojo y la boca, se durmió mientras lo hacía.  

Transpiraba el licor que bebió en la madrugada. Este tipo de cosas se aguantan cuando el cuco es la belleza, pensé. 

Lo observé en silencio, me encantó el verde en lo profundo de su mirada.  Tuve que despertarle porque el trabajo no para y debía salir.  El agua fría le devolvió la orientación.  Se vistió, yo permanecí desnudo un rato más. Bese su otro ojo, el que me faltaba acariciar.










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