Cazador

Me dijo: "Te veía cuando viviste en el Edificio El Centro".  Le pregunté: "¿porqué nunca me hablaste?".  Silencio.  Y su sonrisa lo invadió todo.

Mi amigo es conserje y la primera vez que vino a mi casa, no escondió que vive con su esposa y tres hijos que han procreado.  No hubo pudor cuando de su billetera sacó un chip de teléfono, donde guardaba fotografías y vídeos de sus encuentros con diversos chicos y chicas de nuestra oficina.

Agregó: "Mi mujer sabe que me gusta ambos sexos, no le molestan los chicos, las mujeres si, incluso sabe que tengo un dildo".  De nuevo, en silencio sonrió.

En ese momento sus ojos oscuros se cerraron, mis labios tocaron su piel, morena y firme.  Me sorprendió la idea que fui el cazado esta vez y con paciente resignación sonreí viendo imagen tras imagen de sus presas.

Con cada fotografía y video, sus ojos, evasivos en el cotidiano, miraban complacido mi observación.  Me invitaba a sonreír mientras tocaba todas sus direcciones.  Me acerqué más, finalmente, a hacerme de ese calor.



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Comentarios

escritosdejolie ha dicho que…
Entre el texto corto tan sugestivo y la descripción sucinta de la realidad de la bisexualidad en Guatemala, tus magníficas tomas fotográficas hacen de esta publicación un verdadero tesoro.
Gracias por compartir tanta hermosura conmigo.
Jolie.

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