Serpientes



I

Hoy

consumiré

destrozaré

llenaré con dulce ponzoña

cualquier ave ingenua

que permita posar

mis dedos sobre sus labios.



II

Habremos dos en tu nido

Ocupando tu solo espacio

Discutiendo por mucho y mucho

Pero en el infinito instante

Cada uno sabrá aprovechar con delicia

tu aventurado ensueño



III

Tu nombre es un siseo en mi boca

Un enigma que resuelvo

en uno

uno

dos

tres

cinco

ocho

trece

veintiún respiros

y cada final, visiones blancas



IV

Oculto de tus silencios

Entre broza flores caídas y el vapor

te observo

y con el veneno contenido

espero

espero

te espero



V

Entre serpientes nos erguimos amenzantes

para rendirnos,

únicamente cuando el veneno gotea

en el filo del otro.



VI

Dejaré que mi veneno fulmine tu resistencia

destrozaré cualquier agitado espejismo

para que irrumpas por mis infiernos

donde manan silencios

seremos uno

el tiempo y mi aliento,

mi humedad y tu oscuridad.



VII


No me desprenderé de tu piel

Hasta que la fuerza de mi veneno

desconfigure tus ojos

y solo exista en ellos el adiós.


VIII


Colibrí

Vengo envuelto en tormenta

mi boca 

en rabioso anhelo 

extinguir el aleteo atolondrado de tu memoria





** Infinitas gracias a Ana María Rodas por devolverme la fe en las palabras y en la sanación del abrazo.



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